Desde los días de Gutenberg existen reglas para la producción de libros, las que en los siglos anteriores pudieron ser cambiadas, modificadas y precisadas. En el pasado más reciente surgió una industria de las artes gráficas, con lo que disminuyó también la influencia de aquellas viejas reglas artesanales. Mientras tanto algunas ramas científicas se han ocupado del diseño editorial. Entre ellas se encuentran especialmente la información científica y la investigación de la legibilidad. Los resultados de estas ciencias confirman ampliamente las concepciones de los clásicos del arte del libro: Aldus Manutius, Garamond. Baskerville. Didot, Bodoni y Poeachel. En nuestro siglo, Stanley Morison y Jan Tschichold se han consagrado fructíferamente a la revisión y renovación de los principios fundamentales del diseño del libro | Por cierto que la importancia de las reglas y principios en los campos artísticos es cuestionable. Existe un desarrollo progresivo que se impone a veces por encima de las reglas existentes, y el diseñador experimentado no se atiene únicamente a dichos principios. Por otra parte, las tareas del diseño de libros son demasiado numerosas para poderlas resumir en reglas. En especial la producción de tomos ilustrados conquista nuevos campos; algunos géneros de libros como los léxicos, los atlas, los diccionarios y libros infantiles, difieren demasiado del libro destinado a la lectura continua como para que se les pueda considerar de forma tan sucinta. Por idéntica razón no nos hemos ocupado de una manera especial de los problemas de la producción de folletos y libros en rústica (paperbacks). |
El siguiente texto es mas que cualquier otra cosa una guia para seguir unos lineamientos clave en el diseño de libros y el manejo de medios tanto impresos como digitales, ya qeu recordemos que el diseño no tiene reglas.
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